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La obra ya está hecha

Sermón para el día de Viernes Santo- 15.04.2022

Rev. Enzo Pellini

Juan 19:16-30

Entonces Pilato se lo entregó a ellos, para que lo crucificaran. Y ellos tomaron a Jesús y se lo llevaron.

17 Con su cruz a cuestas, Jesús salió al llamado «Lugar de la Calavera», que en hebreo es «Gólgota», 18 y allí lo crucificaron. Con él estaban otros dos, uno a cada lado suyo, y Jesús en medio de ellos. 19 Además, Pilato escribió también un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 20 Y muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad. Este título estaba escrito en hebreo, griego y latín. 21 Los principales sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: «No escribas “Rey de los judíos”; sino que él dijo: “Soy Rey de los judíos”.» 22 Pero Pilato les respondió: «Lo que he escrito, escrito queda.»

23 Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos y los partieron en cuatro, una parte para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual no tenía ninguna costura, y de arriba abajo era de un solo tejido. 24 Y dijeron entre sí: «No la partamos. Más bien, echemos suertes, a ver quién se queda con ella.» Esto fue así para que se cumpliera la Escritura, que dice:

«Repartieron entre sí mis vestidos,

Y sobre mi ropa echaron suertes.»

Y así lo hicieron los soldados. 25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26 Cuando Jesús vio a su madre, y vio también presente al discípulo a quien él amaba, le dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» 27 Y al discípulo le dijo: «Ahí tienes a tu madre.» Y a partir de ese momento el discípulo la recibió en su casa.

28 Después de esto, y como Jesús sabía que ya todo estaba consumado, dijo «Tengo sed», para que la Escritura se cumpliera. 29 Había allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon una esponja en el vinagre, la pusieron en un hisopo, y se la acercaron a la boca. 30 Cuando Jesús probó el vinagre, dijo «Consumado es»; luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.

***

El día de hoy es un recordatorio especial de la muerte de Jesús para nosotros cristianos. Nosotros cristianos evangélicos o protestantes nos centramos más que nada en el acontecimiento de la resurrección. Sabemos que Cristo murió en una cruz, por eso es que tenemos una cruz colgada en lo alto sobre el altar de nuestras iglesias, pero esa cruz está vacía. Cristo no está más colgado en la cruz, murió una sola vez y resucitó. Está vivo, venció a la muerte y al infierno y vendrá al final de los tiempos a juzgar a los vivos y a los muertos, vencerá de una vez por todas a Satanás, al poder de las tinieblas y su reino no tendrá fin será eterno. Eso es lo que creemos los que somos cristianos.

La parte central del mensaje para este día es la que se desprende de la frase pronunciada por Jesús: “Consumado es” que, es algo así como decir en palabras simples: ‘el trabajo se ha cumplido’.

Jesús asumió la tarea de venir a la tierra, se hizo hombre para poder comunicarse directamente con la gente y traer un mensaje de amor del Dios. Vino a restablecer la ley. Vino a poner al día la ley de Dios y la trajo de una forma sencilla para que todos la entendiesen.

No sabemos por qué tuvo que morir. Siendo Dios tuvo el poder de resucitar, pero no obstante no utilizó ese poder para evitarse la muerte. Lo habría podido hacer si hubiera querido, pero no lo hizo. Y eso a nosotros seres humanos nos deja sin entendimiento. ¿Cómo puede ser que Jesús el Hijo de Dios, con todo el poder que tenía no se hubo ahorrado la muerte?

Y existen dos razones por las cuales no lo hizo. Primero porque era un ser humano y quería vivir hasta las últimas consecuencias su humanidad sobre la tierra. Quiso llegar hasta las últimas consecuencias con el mensaje que vino a traer: el mensaje del amor a Dios y el amor al prójimo.

Hubiera sido muy fácil para él llamar a un ejército de ángeles para desparramar a todos los que querían matarlo. Pero esa hubiera sido una forma muy humana de actuar. El también fue Dios y quería mostrarnos que lo más importante es el amor, amar hasta las últimas consecuencias. El amor al Dios y el amor al prójimo es lo único que nos puede proporcionar una existencia segura y eterna. En cierto sentido quiso hasta ver si los seres humanos hacia los cuales se dirigía su predicación se daban cuenta y reconocían su mensaje como el mensaje de amor del Hijo de Dios. Por lo visto no lo reconocieron.

La segunda razón por la cual murió en la cruz, fue porque quiso mostrar que el poder del amor es el mayor poder del universo. El poder del amor es mayor que el poder de la maldad. El poder de Dios es mayor que el poder del diablo. Que el amor siempre triunfa a la larga o a la corta.

Y que aquellos que acepten el amor de Dios, enseñado por medio de su Hijo Jesucristo, vivirán por siempre. Aquellos que acepten que Jesucristo es el Hijo de Dios y que de él viene ese ejemplo de amor, vivirán por siempre. Aquellos que tengan la humildad y el esclarecimiento espiritual para buscar a Dios por medio de Jesucristo vivirán por siempre. Aquellos que amen al prójimo, así como Cristo lo predicó vivirán por siempre. Aquellos que valoren las cosas que vienen de Dios vivirán por siempre.

No se puede nunca llegar a entender el misterio de la muerte de Cristo, el día de viernes santo si no se acepta primero el milagro de la resurrección de Cristo. Por medio de la resurrección de Cristo al tercer día, nos damos cuenta que Jesús era, es y será siempre Cristo. No es una cuestión de tratar de explicar científicamente por qué murió Cristo, si de veras murió así. O tratar de explicar científicamente, por medio de la historia o de la arqueología si Cristo resucitó o no.

Hay tanta gente afanada en buscar pruebas de la resurrección de Cristo y hasta fanatizada por los hallazgos arqueológicos que pueda haber que pierden de vista la dimensión principal: la de creer que Cristo está vivo.

No sé si ustedes recuerdan por ejemplo la noticia sobre el sudario que fue hallado en Turín, Italia. Se han hecho estudios arqueológicos y científicos para probar si este en verdad era o no el manto en el cual envolvieron a Jesús. Hay muchos que lo creen y hasta van a verlo para venerarlo. No sé si fue verdadero o no. No necesitamos de pruebas para creer que Jesús está vivo. Del mismo pasó con Tomás cuando le dijo a Jesús: Si yo no veo en sus manos la señal de los clavos, ni meto mi dedo en el lugar de los clavos, y mi mano en su costado, no creeré (Jn 20:25b)

Y al final Jesús le dice: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron”.

Bienaventurados cada uno de nosotros que, a pesar de no ver, de no haber vivido junto a Jesús, de no poder comprender queremos decirle hoy a Jesús, hoy viernes santo, de la misma manera que en el domingo de resurrección o en cualquier día del año, porque para los cristianos todos los días del año son iguales para adorar a Cristo: Yo quiero creer en ti Señor, aunque no entiendo. Yo quiero aceptarte Señor Jesús como mi Dios y Señor, aunque no entiendo, yo quiero adorarte a ti Señor, aunque no entiendo, yo acepto tus mandamientos de amor, aunque no lo entiendo. Yo te amo Jesús Hijo de Dios, aunque no entienda.

Si podemos expresar esto con nuestras palabras, pensamientos y sentimientos, es una señal que de hemos aceptado que Jesús es el Hijo de Dios y tenemos la promesa de la vida eterna regalada a aquellos que aceptan el sacrificio de amor de Cristo.

Es lamentable que nosotros seres humanos queramos entenderlo todo con nuestra mente antes, pero no todo funciona así, hay otras dimensiones en el universo creado por Dios que no son sólo los cinco sentidos humanos. Hay cosas que van más allá de lo natural que, son sobrenaturales. Cuando comenzamos a creer y eso lo hacemos con nuestro espíritu, la presencia sobrenatural y extraordinaria de Dios comienza a habitar en nuestra vida. Cuando el libro del Génesis nos dice: ¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza! (Gn 1:26) Se refiere en primer lugar a la naturaleza espiritual de Dios. Somos creación de Dios y tenemos un espíritu ese espíritu anhela terriblemente estar conectado con su creador. Cuando no creemos en Dios a través de Jesucristo, nuestros cuerpos pueden vivir, pero nuestros espíritus están vacíos y cada vez más vacíos y enfermos.

Dios nos da una nueva oportunidad en el día de hoy de aceptar el ofrecimiento, la salvación que Cristo nos ofrece: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Dios ten bendecirá ricamente y cambiará tu vida si aceptas esto ya en tus días sobre la tierra. Si ya has tomado antes esta decisión, decídete hoy que quieres acercarte más a la fuente de de vida de Dios y decídete transitar hacia la santidad, qué puedes hacer a partir de esta pascua de resurrección para obedecer más a Dios, qué cosas puedes dejar de lado que a Dios no le agradan de ti, qué cosas puedes obsequiar a Dios que Dios está esperando de ti hoy. Acepta a Cristo y acepta también cada día cambiar tu vida hacia la santidad.

Jesús murió, sí, pero una sola, vez y resucitó por eso hoy estamos aquí en la iglesia hoy. El está vivo y quiere darte a ti también la vida que estás buscando en todos los sentidos que te puedas imaginar.

—Dios crucificado muerto y sepultado. Dios de amor que, quisiste salvarnos muriendo en la cruz, perdona mis pecados hoy. Permíteme vivir en esta tierra como a ti te agrada. Permíteme cumplir tu palabra. Permíteme ponerte a ti en el primer lugar de mi vida. Pues necesito tu bendición y quiero resucitar al igual que tú, más allá de mi propia muerte. Recibe mi oración Señor Jesús. Amén. —