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Primero la adoración, luego el servicio

Sermón para el Quinto Domingo de Cuaresma – 06/04/2025

Rev. Enzo Pellini
Juan 12:1-8 (NVI)

1 Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado.
2 Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.
3 María tomó entonces unos treinta gramos de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó con la fragancia del perfume.
4 Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó:
5 —¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres?
6 Dijo esto, no porque se interesara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba a robarse lo que echaban en ella.
7 —Déjala en paz —respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura.
8 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.


El regalo de María a Jesús

El Evangelio de hoy nos habla de María de Betania y su profundo amor por Jesús. Ella ungió a Jesús con un perfume costoso, un acto poderoso de adoración. Su acción nos muestra lo que significa verdaderamente honrar a Cristo.

Seis días antes de la Pascua, Jesús estaba en Betania, donde se ofreció una cena en su honor. Lázaro, a quien Jesús había resucitado, estaba presente con sus hermanas, María y Marta. Durante la comida, María tomó un frasco de nardo puro, un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús. Luego, los secó con su cabello, y toda la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Judas Iscariote se indignó: “¿Por qué no se vendió este perfume para dar el dinero a los pobres?” Pero no lo dijo porque le importaran los pobres, sino porque robaba de la bolsa común.

Jesús le respondió: “Déjala en paz… a los pobres siempre los tendrán, pero a mí no siempre me tendrán”. Jesús estaba enseñando que adorarlo a Él es lo más importante. Ayudar a los pobres es bueno, pero amar y honrar a Dios debe venir primero. Esto es parte del Gran Mandamiento:

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente… y ama a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:37-39, NVI)


El costo de la adoración

El perfume que usó María valía unos 300 denarios, lo que hoy serían aproximadamente 45.000 dólares canadienses. No fue un sacrificio pequeño. Fue un gran acto de amor.

Algunos podrían pensar que lo desperdició. Pero la verdadera adoración no se trata de contar el costo, sino de entregarlo todo a Dios. Cuando amamos a Jesús, le damos lo mejor de nosotros.


¿Por qué usó perfume?

En el Antiguo Testamento, los reyes y sacerdotes eran ungidos con aceite. Al ungir a Jesús, María estaba mostrando que Él era el Mesías, el elegido de Dios. Además, su acción apuntaba a la muerte próxima de Jesús: en esa época, se ungían los cuerpos antes del entierro. Sin saberlo, María estaba preparando a Jesús para su sacrificio.

También, secar sus pies con su cabello fue un gesto de profunda humildad. En la cultura judía, el cabello de una mujer era algo muy especial. Al usarlo, María mostraba que Jesús era lo más importante en su vida.


Una conexión moderna: La iglesia y sus edificios

Esta historia me hace pensar en un tema actual: la crisis habitacional en Canadá. He leído que algunas iglesias (no sólo en Canadá) quieren ayudar usando sus edificios como refugios, incluso vendiéndolos o reduciendo su tamaño.

Es una buena idea, no me malinterpreten, pero también debemos recordar que los templos son lugares de adoración. Una iglesia no es solo un edificio, es un lugar donde la gente se encuentra con Dios.

¿Es vender templos la mejor solución? ¿O el verdadero problema está en las políticas gubernamentales y la economía?

La crisis habitacional necesita cambios reales, no solo soluciones temporales. Las iglesias pueden apoyar a los pobres y al mismo tiempo ser voz profética por leyes justas. No debemos olvidar que muchos templos fueron construidos gracias a la generosidad de generaciones pasadas, con el propósito de adorar a Dios y predicar Su Palabra.


Primero la adoración, luego el servicio

El perfume de María nos recuerda este equilibrio. Judas dijo que debería haberse vendido para los pobres, pero Jesús sabía que la adoración viene primero. Amar a Dios nos ayuda a amar mejor al prójimo.

La iglesia no es solo una organización de ayuda social. Es el cuerpo de Cristo. Si perdemos nuestros lugares de adoración, podríamos también perder la fe que nos mueve a ayudar a otros.

Nuestra misión debe nacer de un corazón que adora primero a Dios.


La fragancia de la verdadera adoración

Una de las imágenes más poderosas de este pasaje es la fragancia del perfume llenando la casa. En la Biblia, las fragancias están ligadas a la adoración y el sacrificio. En Éxodo, se quemaba incienso como símbolo de las oraciones que suben a Dios. En las cartas de Pablo, él describe el sacrificio de Cristo como una “ofrenda de aroma fragante” (Efesios 5:2, NVI).

Esto nos recuerda que la adoración verdadera deja un impacto duradero. Así como el perfume llenó la casa, nuestra adoración debe llenar el mundo con el amor de Cristo.


Jesús y los pobres

Algunos malinterpretan las palabras de Jesús: “A los pobres siempre los tendrán con ustedes.” No fue un desprecio. Jesús estaba citando Deuteronomio 15:11, que manda ser generosos con los necesitados.

Jesús recordaba a sus seguidores que siempre debían cuidar a los pobres. Pero también enseñaba que hay momentos en que la adoración debe tener prioridad.

Judas usó a los pobres como excusa, pero Jesús conocía su corazón. Hoy vemos actitudes similares en la política: algunos hablan de ayudar a los pobres, pero no hacen nada real.

Por eso, la Iglesia debe seguir siendo una voz profética de justicia verdadera, enraizada en la adoración.


Un llamado a la acción

Las palabras de Jesús —“Siempre tendrán a los pobres”— no son excusa para ignorar la pobreza. Nos recuerdan que ayudar a los necesitados es un compromiso a largo plazo. El verdadero problema no son los edificios, sino los salarios justos, la vivienda accesible y la responsabilidad del gobierno.

Las iglesias no deberían sentirse presionadas a vender sus templos para arreglar un sistema roto. Debemos trabajar por un cambio duradero, sin perder el enfoque en la adoración.

Estamos llamados a ser como María y como Jesús. Como María, debemos estar dispuestos a dar lo mejor a Cristo. Como Jesús, debemos preocuparnos por los pobres, no solo con palabras, sino con acciones concretas.


Dar lo mejor a Jesús

Jesús nos enseña a cuidar a los pobres, pero también nos muestra que la adoración es la base de todo lo que hacemos. María le dio lo mejor a Jesús. Nosotros estamos llamados a hacer lo mismo.

En esta Cuaresma, preguntémonos:
¿Estamos poniendo a Jesús en primer lugar?
¿Estamos ayudando a otros de formas que produzcan cambios reales?
¿Estamos fortaleciendo nuestra adoración para que todo lo que hacemos esté enraizado en el amor de Dios?

Seamos como María: ofrezcamos lo mejor a Dios, sabiendo que la verdadera adoración transforma el mundo a nuestro alrededor.

Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Amén.

Worship First, Then Service

Sermon for the 5th Sunday in Lent – 04/06/2025

Rev. Enzo Pellini
John 12:1-8

12 Six days before the Passover, Jesus came to Bethany, where Lazarus lived, whom Jesus had raised from the dead. 2 Here a dinner was given in Jesus’ honor. Martha served, while Lazarus was among those reclining at the table with him. 3 Then Mary took about a pint[a] of pure nard, an expensive perfume; she poured it on Jesus’ feet and wiped his feet with her hair. And the house was filled with the fragrance of the perfume.
4 But one of his disciples, Judas Iscariot, who was later to betray him, objected, 5 “Why wasn’t this perfume sold and the money given to the poor? It was worth a year’s wages.[b]” 6 He did not say this because he cared about the poor but because he was a thief; as keeper of the money bag, he used to help himself to what was put into it.
7 “Leave her alone,” Jesus replied. “It was intended that she should save this perfume for the day of my burial. 8 You will always have the poor among you,[c] but you will not always have me.”
***

Today’s Gospel tells us about Mary of Bethany and her deep love for Jesus. She anointed Jesus with expensive perfume, a powerful act of worship. Her actions show us what it means to truly honour Christ.
Mary’s Gift to Jesus
Six days before Passover, Jesus was in Bethany, where a dinner was held in His honour. Lazarus, whom Jesus had raised from the dead, was there, along with his sisters, Mary and Martha. During the meal, Mary took a jar of pure nard, a very expensive perfume, and poured it on Jesus’ feet. She wiped His feet with her hair, and the house was filled with the fragrance.
Judas Iscariot, one of Jesus’ disciples, was upset. He said, “Why wasn’t this perfume sold and the money given to the poor?” But Judas didn’t say this because he cared for the poor—he was a thief.
Jesus answered, “Leave her alone. The poor you will always have with you, but you will not always have me.” Jesus was teaching that worshiping Him is the most important thing. Helping the poor is good, but loving and honouring God must come first. This is the first part of the Greatest Commandement (Mt 22:37-40)
The Cost of Worship
Therefore, the price of Mary Magdalene’s perfume (300 denarii) today would be approximately 45,000 Canadian dollars. This is an estimate based on the current average salary and may vary depending on the economic context and specific wages in a region. This was not a small sacrifice for Mary. It was a big act of love.
Some people might think she wasted it. But true worship is not about counting the cost—it is about giving everything to God. When we love Jesus, we give Him our best.
Why Did Mary Use Perfume?
In the Old Testament, kings and priests were anointed with oil. By anointing Jesus, Mary was showing that He was the Messiah, the chosen one of God. Her action also pointed to Jesus’ coming death. In those times, people anointed dead bodies with perfume before burial. Without knowing it, Mary was preparing Jesus for His sacrifice.
Also, wiping Jesus’ feet with her hair was a sign of deep humility. In Jewish culture, a woman’s hair was very special. By using her hair, Mary was showing that Jesus was more important than anything else in her life.
A Modern Connection: The Church and Its Buildings
This story makes me think about an issue today: the housing crisis in Canada. I’ve read that, some churches (not only in Canada) want to help by using their buildings for shelters. Transforming or even downsizing their properties. This is a good idea, don’t get me wrong, but we must also remember that church buildings are places of worship.
A church is not just a building—it is a place where people meet God. While we should help those in need, we should also ask: Is selling church buildings or downsizing them, or part of them the best solution? Or is the real problem something deeper—like government policies and economic issues?
The housing crisis needs real change, not just short-term fixes. Churches can support the poor and also speak out for fair housing laws. We must care for people, but we must also protect the places where we worship God. And we have to remember that church buildings were donated by generations of people with the intention of having places to worship God and for His word to be preached.
Worship First, Then Service
Mary’s perfume reminds us of this balance. Judas said it should have been sold for the poor, but Jesus knew that worship comes first. Loving God helps us love others better. If we stop worshiping, we lose the heart of our mission.
The Church is not just a charity. It is the body of Christ. If we lose our places of worship, we might also lose the faith that drives us to help others. Our mission must come from a heart that worships God first.
The Fragrance of True Worship
One of the most powerful images in this passage is the fragrance of Mary’s perfume filling the house. In the Bible, fragrances are often linked to worship and sacrifice. In Exodus, incense was burned in the tabernacle as a symbol of prayers rising to God. In Paul’s letters, he speaks of the sacrifice of Christ as a “fragrant offering” (Ephesians 5:2).
This reminds us that true worship leaves a lasting impact. Just as Mary’s perfume filled the house, our worship should fill the world with the love of Christ. People should sense the presence of God through our devotion and our actions.
Jesus and the Poor
Some people misunderstand Jesus’ words: “The poor you will always have with you.” This is not a dismissal of the poor. Jesus was quoting Deuteronomy 15:11, which commands generosity toward those in need. He was reminding His followers that they should always care for the poor. However, He was also teaching that there are moments when worship must take priority.
Judas used the poor as an excuse. But Jesus knew his heart. He knew that Judas was not truly concerned about justice. Today, we see similar attitudes in politics. Some leaders speak about helping the poor but do not take real action. This is why the Church must remain a voice for true justice, grounded in worship.
A Call to Action
Jesus’ words—“You will always have the poor among you”—are not an excuse to ignore poverty. They remind us that helping the poor is a long-term commitment. The real issue is not just buildings, but fair wages, affordable housing, and government responsibility.
Churches should not feel pressured to sell their places of worship to fix a broken system. Instead, we should work for lasting change while keeping our focus on worship.
We are called to be both like Mary and like Jesus. Like Mary, we must be willing to give our best to Christ. Like Jesus, we must be concerned for the poor—not just with words, but with real action.
Giving Our Best to Jesus
Jesus teaches us to care for the poor, but He also shows us that worship is the foundation of everything we do. Mary gave her best to Jesus. We are called to do the same.
This Lent, let us ask ourselves: Are we putting Jesus first? Are we helping others in ways that bring real change? And are we keeping our worship strong so that everything we do is rooted in God’s love?
Let us be like Mary, offering our best to God, knowing that true worship changes the world around us. May the peace of God, which transcends all understanding, guard your hearts and minds in Christ Jesus. Amen.

El Tiempo de Gracia: Preparándonos para la Eternidad

Tercer Domingo de Cuaresma- 23.03.2025

Pastor Enzo Pellini

Lucas 13:1-9

13 En ese momento estaban allí algunos que le contaron a Jesús el caso de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios que ellos ofrecían. 2 Jesús les dijo: «¿Y creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que el resto de los galileos, sólo porque padecieron así? 3 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten, también morirán como ellos. 4 Y en el caso de los dieciocho, que murieron aplastados al derrumbarse la torre de Siloé, ¿creen ustedes que ellos eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? 5 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten, también morirán como ellos.»

Parábola de la higuera estéril

6 También les dijo esta parábola: «Un hombre había plantado una higuera en su viña, y cuando fue a buscar higos en ella no encontró ninguno. 7 Entonces le dijo al viñador: “Hace tres años que vengo a buscar higos en esta higuera, y nunca encuentro uno solo. ¡Córtala, para que no se desaproveche también la tierra!” 8 Pero el viñador le dijo: “Señor, déjala todavía un año más, hasta que yo le afloje la tierra y la abone. 9 Si da fruto, qué bueno. Y si no, córtala entonces.”»

***

Cuando llegué a Canadá, tuve mi entrevista con la iglesia, en la cual de alguna manera querían hacer conmigo una especie de revalidación del título, como lo hacen las empresas y otras profesiones. Es una sana costumbre en Canadá, para evaluar el nivel de los conocimientos. Aunque yo académicamente no lo necesitaba. Lo tomé más bien como una adaptación a un nuevo país, una realidad distinta. Así que tuve que someterme a seis semanas de práctica, lectura y entrevistas.

Una de las personas, del comité examinador, un laico, me planteó lo siguiente: “A mí me pasa, y a veces pasa, que no tengo ganas de ir a la iglesia. ¿Cómo le respondería a una persona con esa inquietud?” Pensé por un momento qué respuesta esperaba esta mujer y cuáles de las diversas respuestas que podía ofrecerle serían las más adecuadas. En ese instante, pensé: ¿Qué me dice la Biblia al respecto? Fue la respuesta más sencilla, pero no necesariamente la más políticamente correcta para mi situación, que podría perjudicarme en este proceso. Sin embargo, no me importó y le dije que el tercer mandamiento dice: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.” A partir de ahí, cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Nadie está obligado a ir a la iglesia, pero podemos ver que ser parte de la iglesia nos trae bendición a nuestra vida, y es por eso que vamos. Es una elección sobre el tipo de calidad de vida que queremos tener. Y eso nos motiva a ir. Pues decimos que tenemos una relación con Dios y queremos adorarle y agradecerle semanalmente con los demás creyentes, así lo declaramos en nuestro Credo todos los domingos: Creo en la comunión de los santos. No sé si le gustó mi respuesta, pero así fue como le contesté.

Hoy se nos presenta nuevamente, en este tiempo de Cuaresma, la pregunta: ¿Cuál es nuestra posición frente a Dios? ¿En qué lugar ponemos nuestra relación con Jesús y Su iglesia en nuestra vida diaria? ¿En qué estado está nuestra vida espiritual? ¿Necesitamos una conversión, es decir, comenzar a vivir una nueva vida en Dios? ¿O necesitamos solo revitalizar nuestra relación con Jesús? Eso es algo que cada uno de nosotros puede saber mejor y responder.

Una buena pregunta esta mañana para determinar si estamos en el camino de Dios, con Dios y para Dios es: ¿Cómo comenzamos el día a día? ¿Lo empezamos poniendo a Dios en primer lugar, comenzamos el día con una oración? Aunque esto pueda parecer insignificante y trivial en medio de todo nuestro día, es lo que nos da la pauta para entender en qué nivel de relación y compromiso nos encontramos con Dios.

I. La fragilidad de la vida: No la desperdiciemos

La lectura del evangelio nos muestra que Jesús también se preocupaba por nuestra relación con Dios. La gente, aterrada por los acontecimientos, no tenía la paz necesaria para construir una buena relación con Dios a través de Él. Estaban llenos de preocupaciones por las malas noticias de la vida, incluso sin tener televisor, y se lamentaban, preguntándose por qué ocurren las cosas malas. Hoy en día, muchas personas no tienen un solo día de paz debido a todas las noticias que llegan de los noticieros. Se preguntan dónde está Dios frente a todas las tragedias, e incluso llegan a cuestionar la existencia de Dios, perdiendo la fe y alejándose de Él y de la iglesia.

Este tipo de preguntas no son nuevas. Jesús nos cuenta dos tragedias: una masacre de galileos y un accidente con una torre que mató a 18 personas. La gente pensaba que esos que murieron debían haber sido más pecadores que los demás, pero Jesús les responde con un mensaje contundente: “Si no se convierten, todos perecerán de la misma manera” (Lucas 13:3,5).

Este mensaje nos recuerda la fragilidad de la vida. No sabemos cuánto tiempo tenemos aquí en la tierra. La vida es breve y, como cristianos, no debemos esperar a mañana para acercarnos a Dios. Jesús nos llama a vivir en arrepentimiento y transformación hoy, no mañana.

En tiempos de tanta información, como los que vivimos ahora, podemos quedarnos atrapados en el sufrimiento ajeno sin reconocer que todo lo que vivimos, buenas o malas noticias, son una llamada a la reflexión. Las tragedias no son solo hechos a entender, sino oportunidades para volvernos a Dios, para revisar nuestra vida y valorar lo que verdaderamente importa. La Cuaresma nos invita a hacer este examen, a revisar qué estamos haciendo con el tiempo que Dios nos ha dado.

II. Dios nos da tiempo para cambiar

Jesús, a través de la parábola de la higuera estéril, nos muestra cómo Dios, en su paciencia, nos da tiempo para cambiar y dar frutos. El dueño de la viña quería cortar la higuera que no daba fruto, pero el viñador le pide un año más para cuidarla y darle la oportunidad de cambiar. Este viñador es Cristo mismo, quien intercede por nosotros, dándonos tiempo para que cambiemos, para que crezcamos, para que nos acerquemos a Él.

La Cuaresma es un tiempo especial en el que Dios nos da la oportunidad de ser transformados. Nos da tiempo para examinar nuestras vidas, para cavar en lo profundo de nuestro ser y remover lo que nos impide dar frutos. Pero, como en la parábola, no hay garantía de que siempre tendremos tiempo. Dios es paciente, pero su paciencia tiene un límite, y ese límite lo marca el tiempo que tenemos en esta vida.

III. Hoy como ayer Jesús nos llama al arrepentimiento: A un cambio de vida

El arrepentimiento significa un cambio de dirección. Jesús nos invita a dar frutos de arrepentimiento, es decir, vivir de una manera que refleje un verdadero cambio interior. El verdadero arrepentimiento produce frutos de amor, justicia y fe.

  1. Frutos de amor: Amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Vivir una vida de paciencia, generosidad y compasión.
  2. Frutos de justicia: Vivir con integridad, buscar lo que es correcto, y defender a los más débiles.
  3. Frutos de fe: Confiar en Dios, crecer en nuestra relación con Él y compartir nuestra fe con los demás.

Jesús dice en Juan 15:5: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto”. Nuestra vida solo tiene sentido cuando estamos conectados con Cristo. En este tiempo de Cuaresma, es el momento para revisar si estamos dando los frutos que Dios espera de nosotros.

IV. El Tiempo de Gracia: Preparándonos para la Eternidad

No sabemos cuánto tiempo nos queda en la tierra, pero sí sabemos que la eternidad es nuestro destino. La gran fiesta que Dios ha preparado para nosotros, el cielo, es la razón por la cual debemos aprovechar este tiempo para prepararnos.

Es fácil caer en la tentación de pensar que tenemos todo el tiempo del mundo, pero la realidad es que la vida es incierta. Si hoy supiéramos que es nuestro último día, ¿qué cambiaríamos en nuestra vida? Jesús nos invita a no esperar más, a vivir con Él ahora, a prepararnos para el evento eterno que Él tiene preparado para nosotros.

La vida es breve y frágil, y Dios nos da tiempo para arrepentirnos y cambiar. La Cuaresma es una oportunidad única para reflexionar, renovar nuestra relación con Él y vivir transformados. Jesús nos llama a convertirnos y dar frutos de amor, justicia y fe. No dejemos pasar este tiempo de gracia; aprovechemos la oportunidad para prepararnos para la eternidad que Él ha preparado para nosotros. Amen.

The Time of Grace: Preparing for Eternity


Third Sunday of Lent – 23.03.2025
Pastor Enzo Pellini
Luke 13:1-9 (NIV)

1 Now there were some present at that time who told Jesus about the Galileans whose blood Pilate had mixed with their sacrifices.
2 Jesus answered, “Do you think that these Galileans were worse sinners than all the other Galileans because they suffered this way?
3 I tell you, no! But unless you repent, you too will all perish.
4 Or those eighteen who died when the tower in Siloam fell on them—do you think they were more guilty than all the others living in Jerusalem?
5 I tell you, no! But unless you repent, you too will all perish.”

The Parable of the Fig Tree
6 Then he told this parable: “A man had a fig tree planted in his vineyard, and he went to look for fruit on it but did not find any.
7 So he said to the man who took care of the vineyard, ‘For three years I’ve been coming to look for fruit on this fig tree and haven’t found any. Cut it down! Why should it use up the soil?’
8 ‘Sir,’ the man replied, ‘leave it alone for one more year, and I’ll dig around it and fertilize it.
9 If it bears fruit next year, fine! If not, then cut it down.’”


When I arrived in Canada, I had my interview with the church, in which, in a way, they wanted to do a kind of revalidation of my title, (credential assessment and licensing process) similar to what companies and other professions do. It’s a good custom in Canada to assess the level of knowledge. Although academically I didn’t need it, I saw it more as an adaptation to a new country, a different reality. So, I had to go through six weeks of practice, reading, and interviews.

One of the people on the examination committee, a layperson, asked me the following: “I sometimes feel like I don’t want to go to church. How would you respond to someone with that concern?” I thought for a moment about what answer this woman expected and which of the various responses I could offer would be most appropriate. At that moment, I thought, “What does the Bible say about this?” It was the simplest answer, but not necessarily the most politically correct for my situation, which could hurt my progress in this process. However, I didn’t mind, and I told her that the third commandment says, “Remember the Sabbath day to keep it holy.” From there, each person can draw their own conclusions. No one is forced to go to church, but we can see that being part of the church brings blessings to our lives, and that’s why we go. It’s a choice about the quality of life we want to have. And that motivates us to go. We say we have a relationship with God and want to worship and thank Him weekly with other believers, as we declare in our Creed every Sunday: “I believe in the communion of saints.” I’m not sure if she liked my answer, but that’s how I responded.

Today, during this time of Lent, we face again the question: What is our position before God? Where do we place our relationship with Jesus and His church in our daily lives? What is the state of our spiritual life? Do we need conversion, meaning, to begin living a new life in God? Or do we simply need to revitalise our relationship with Jesus? That is something each of us can know better and answer.

A good question this morning to determine if we are on God’s path, with God, and for God is: How do we begin our day-to-day? Do we start by putting God first, beginning the day with prayer? Though this might seem insignificant and trivial amidst all of our day, it sets the tone for us to understand at what level of relationship and commitment we are with God.

I. The Fragility of Life: Let’s Not Waste It
The Gospel reading shows us that Jesus was also concerned about our relationship with God. The people, terrified by events, lacked the peace necessary to build a good relationship with God through Him. They were filled with worries about the bad news in life, even without having a TV, and lamented, wondering why bad things happen. Today, many people don’t have a single day of peace because of all the news coming from the media. They wonder where God is in the face of all the tragedies and even question His existence, losing faith and drifting away from Him and the church.

These kinds of questions are not new. Jesus tells us about two tragedies: a massacre of Galileans and an accident with a tower that killed 18 people. People thought that those who died must have been worse sinners than the others, but Jesus responds with a powerful message: “Unless you repent, you too will all perish the same way” (Luke 13:3,5).

This message reminds us of the fragility of life. We don’t know how much time we have here on earth. Life is brief, and as Christians, we should not wait until tomorrow to draw near to God. Jesus calls us to live in repentance and transformation today, not tomorrow.

In times of so much information, like we live in now, we can become trapped in the suffering of others without realising that all we experience, whether good or bad news, is a call to reflection. Tragedies are not just events to understand but opportunities to turn back to God, to review our lives, and to value what truly matters. Lent invites us to do this examination, to review what we are doing with the time God has given us.

II. God Gives Us Time to Change
Through the parable of the barren fig tree, Jesus shows us how God, in His patience, gives us time to change and bear fruit. The owner of the vineyard wanted to cut down the fig tree that bore no fruit, but the gardener asked for one more year to tend to it and give it a chance to change. This gardener is Christ Himself, interceding for us, giving us time to change, to grow, and to draw nearer to Him.

Lent is a special time in which God gives us the opportunity to be transformed. He gives us time to examine our lives, to dig deep into our being, and remove what prevents us from bearing fruit. But, as in the parable, there is no guarantee that we will always have time. God is patient, but His patience has a limit, and that limit is marked by the time we have in this life.

III. Today, as Yesterday, Jesus Calls Us to Repentance: A Change of Life
Repentance means a change in direction. Jesus invites us to bear fruits of repentance, meaning to live in a way that reflects a true inner change. True repentance produces fruits of love, justice, and faith.

  1. Fruits of love: Loving God above all things and our neighbour as ourselves. Living a life of patience, generosity, and compassion.
  2. Fruits of justice: Living with integrity, seeking what is right, and defending the most vulnerable.
  3. Fruits of faith: Trusting in God, growing in our relationship with Him, and sharing our faith with others.

Jesus says in John 15:5, “I am the vine; you are the branches. If you remain in me and I in you, you will bear much fruit.” Our lives only make sense when we are connected to Christ. In this time of Lent, it’s the moment to check if we are bearing the fruits God expects of us.

IV. The Time of Grace: Preparing for Eternity
We don’t know how much time we have left on earth, but we do know that eternity is our destination. The great feast that God has prepared for us, heaven, is the reason we must make the most of this time to prepare.

It’s easy to fall into the temptation of thinking we have all the time in the world, but the reality is that life is uncertain. If today were our last day, what would we change in our lives? Jesus invites us not to wait any longer, to live with Him now, and to prepare for the eternal event He has prepared for us.


Life is brief and fragile, and God gives us time to repent and change. Lent is a unique opportunity to reflect, renew our relationship with Him, and live transformed. Jesus calls us to repent and bear fruits of love, justice, and faith. Let’s not let this time of grace pass by; let’s make the most of the opportunity to prepare for the eternity He has prepared for us.

Amen

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Rev. Enzo Pellini
Luke 8:26-39
 
26 Jesus and his disciples sailed to the area of the Gerasenes across the lake from Galilee. 27 When Jesus stepped on shore, he was met by a man from the town. The man was controlled by demons. For a long time he had not worn clothes or lived in a house. He lived in the tombs. 28 When he saw Jesus, he cried out and fell at his feet. He shouted at the top of his voice, “Jesus, Son of the Most High God, what do you want with me? I beg you, don’t hurt me!” 29 This was because Jesus had commanded the evil spirit to come out of the man. Many times the spirit had taken hold of him. The man’s hands and feet were chained, and he was kept under guard. But he had broken his chains. And then the demon had forced him to go out into lonely places in the countryside.
 
30 Jesus asked him, “What is your name?”
 
“Legion,” he replied, because many demons had gone into him. 31 And they begged Jesus again and again not to order them to go into the Abyss.
 
32 A large herd of pigs was feeding there on the hillside. The demons begged Jesus to let them go into the pigs. And he allowed it. 33 When the demons came out of the man, they went into the pigs. Then the herd rushed down the steep bank. They ran into the lake and drowned.
 
34 Those who were tending the pigs saw what had happened. They ran off and reported it in the town and countryside. 35 The people went out to see what had happened. Then they came to Jesus. They found the man who was now free of the demons. He was sitting at Jesus’ feet. He was dressed and thinking clearly. All this made the people afraid. 36 Those who had seen it told the others how the man who had been controlled by demons was now healed. 37 Then all the people who lived in the area of the Gerasenes asked Jesus to leave them. They were filled with fear. So he got into the boat and left.
 
38 The man who was now free of the demons begged to go with him. But Jesus sent him away. He said to him, 39 “Return home and tell how much God has done for you.” So the man went away. He told people all over town how much Jesus had done for him.
 
***
Today we are once again touching on a topic that has to do with the spiritual aspect or the spiritual dimension. Last Sunday we talked about the Holy Spirit and the Trinity, as the invisible reality of God. Today we talk about invisible and spiritual things as well, but in this case, they do not have to do with the things of God, but rather with Satan.
 
It is a little bit complicated nowadays to talk about Satan, or the devil, or the demon, in our highly materialistic and scientificist society that wants nothing to do with the spiritual or non-visible dimensions. And at the same time with a society so proud of the technological and scientific achievements of the human being, where many believe that this already surpasses everything that has to do with what is not measurable or not scientifically verifiable, call it faith and all spiritual things.
 
For me as a pastor, it is difficult many times to have to preach these topics, because we are dealing, as I said, with this situation. And even sometimes it is also difficult and sad to have to see how there are even preachers who do not believe in this biblical reality at all and seem to stand on the same ideas as non-believing society, even sometimes ridiculing or belittling the aspect of faith and spirituality in other ministers.
I have even known preachers who deny this aspect, emphasizing that the essence of Christians should only be to help socially as an exercise of neighbourly love, (which is very good, that is the second part of the Greatest Commandment; Mt 22:37-40) but they forget the first part, that is worshiping God in spirit and in obedience to his Word. And so many churches even come to not distinguish at all from a social assistance work, for example.
But as on every Sunday I will try to preach the message that has been entrusted to me.
 
Today’s story leads us to a wild and indomitable man who was possessed by a legion of demons. And what we will notice is that the Lord Jesus Christ has full dominion over this issue. Not only at that time, but he has it now in our days as well.
Of course, this demoniac was an extreme case, but nonetheless, it is a warning of what it would mean for human beings to perish under the power of sin and Satan. And this will be so, unless they are delivered by Christ (Eph 2:2) (Col 1:13).
 
Once the demons left the man, the change was radical. Now he was with Jesus “He was sitting at Jesus’ feet. He was dressed and thinking clearly.” No one had dreamed of getting anything like this from this man. And it is that the power of the Lord Jesus Christ reaches where neither the government, nor social workers, nor psychiatrists, nor family, nor friends can reach. Nobody before had managed to make this man at peace with himself and with his fellow people.
 
The same thing happens today. There are people who, like the possessed person in the story, end up in that state, and there are others who, to a lesser degree, also have similar problems.
 
The gospel inform us of the fact that a person can be enslaved by more than one demon at the same time (Mt 12:45) (Mk 16:9), but this case is unique. What is it trying to teach us?
In the same way that the Roman Empire had managed to conquer Israel through its legions, (each legion comprised of an absolute total of 10,000 soldiers) this miserable man was totally occupied and dominated by the demonic forces that kept him in a situation of oppression and death. We note then that the purpose of the devil towards the human being is of a military type: ‘to conquer and dominate’. That is, getting away from fellowship with God, getting away from church, getting away from Sunday worship, getting away from the sacrament with brothers and sisters, getting away from daily personal devotion, through our prayer, our reading of the Bible, our praise, everything that truly builds and strengthens our own spirit. In this way the devil manages to have a spiritual control over our being that makes us unable to feed our spirit through the means of grace. This, over time, makes us weaken spiritually and completely and also physically, because the spirit has control over our entire being.
 
How do we feel when we hear this words? Do we accept it or do we reject it? This is part of our spirituality. In the same way that we preach and confess the Holy Spirit, and say “I believe in the Holy Spirit” as the invisible presence of God, in the same way we have to be aware that the Bible teaches us too: Put on all of God’s armor. Then you can remain strong against the devil’s evil plans.  Our fight is not against human beings. It is against the rulers, the authorities and the powers of this dark world. It is against the spiritual forces of evil in the heavenly world. (Eph 6:11-12)
 
What does this mean? What does it mean to put on the armor of God? You see that here again, now the apostle in the New Testament, uses military language, he says armour. An armour was used in ancient times to protect oneself, in a hand-to-hand fight.
Why Satan wants to fight? Because he wants to destroy us. He wants to destroy the fellowship we have with God. And our question this morning: How can we best resist the devil in this 21st century world? Resisting the devil in the best way is as Martin Luther also tells us in still updated words: “The word of God and prayer are the best weapons. Whoever serves these, the angels will be by their side.
 
At Christmas, every year, we like to represent the Christmas scene and include angels in it. The children dress as angels. The angels existed and exist, they are a reality. Angels behave mostly as messengers of God, sometimes as protection, spiritual beings of God. If angels exist, they can help us because they are sent by God, we know that they are spiritual beings who, as they please, can make themselves visible as well.
In the same way there are spiritual beings that are not of God that we call evil spirits or demons. Those are the ones who desperately asked to get out of the body of the demon-possessed when Jesus stood in front of them. Those also exist.
How significant it is that when many times in our society there are many who deny or ridicule the belief in God, in Jesus, in the spiritual, in the Bible, according to the story, the same demons, instead, did recognize Jesus as the Son of God. That is one more proof of the existence of God and Christ and of the spiritual world.
 
“Return home and tell how much God has done for you.” So the man went away. He told people all over town how much Jesus had done for him.
This is what Jesus said to the exorcised, to the restored, to the healed.
We are healthy, restored by Christ, badly or well we want to take care of our fellowship with God, because it is the only thing that will fully hold us.
We strive, with our strengths and with our weaknesses, we do our best. Jesus calls us to take care of that fellowship with him. And tell others about our struggles, but also about our new life in Christ and the protection we make of our faith in Him before an indifferent or unbelieving world.
 
Amen.

Protegidos por Dios podemos dar testimonio

Lucas 8:26-39

Rev. Enzo Pellini

El endemoniado gadareno

Arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. 27 Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; no vestía ropa ni habitaba en casa, sino en los sepulcros. 28 Al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz:

—¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.

29 (Jesús le ordenaba al espíritu impuro que saliera del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y lo ataban con cadenas y grillos, pero, rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) 30 Jesús le preguntó:

—¿Cómo te llamas?

Él dijo:

—Legión.

Muchos demonios habían entrado en él 31 y le rogaban que no los mandara al abismo. 32 Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejara entrar en ellos. Él les dio permiso. 33 Entonces los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.

34 Los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron y dieron aviso en la ciudad y por los campos. 35 Y salieron a ver lo que había sucedido; vinieron a Jesús y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. 36 Los que lo habían visto les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 37 Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se alejara de ellos, pues tenían gran temor. Entró, pues, Jesús en la barca y se fue. 38 El hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que lo dejara quedarse con él, pero Jesús lo despidió, diciendo:

39 —Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo.

Él, entonces, se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.

***

En el día de hoy estamos otra vez tocando un tema que tiene que ver con el aspecto o la dimensión espiritual. El domingo pasado hablábamos acerca del Espíritu Santo, la Trinidad, como realidad invisible de Dios. Hoy hablamos de cosas invisibles y espirituales también, pero en este caso no tienen que ver con las cosas de Dios, sino más bien con Satanás.

Resulta un poco complicado hablar en nuestros días acerca de Satanás, o del diablo, o del demonio, en nuestra sociedad altamente materialista y cientificista que nada quiere tener que ver con las dimensiones espirituales o no visibles. Y al mismo tiempo con una sociedad tan orgullosa de los logros tecnológicos y científicos del ser humano donde muchos creen que esto ya supera todo aquello que tenga que ver con lo no mensurable o no comprobables científicamente, llámese la fe y todas las cosas espirituales.

Para mí como pastor es difícil muchas veces tener que predicar estos temas, pues estamos lidiando como dije con esta realidad y hasta a veces también es difícil y triste tener que ver como hasta hay también predicadores que para nada creen en esta realidad bíblica y parecen transitar por las mismas ideas que la sociedad no creyente, incluso hasta veces ridiculizando o menospreciando el aspecto de la fe y la espiritualidad en los cristianos.

He sabido de hasta predicadores que niegan este aspecto acentuando que la esencia de los cristianos debe ser únicamente el ayudar socialmente como ejercicio del amor al prójimo, (que está muy bien, esa la segunda parte del mandamiento mas importante) pero se olvidan de la primera parte que es la adoración a Dios en espíritu y en obediencia a su Palabra. Y así llegan incluso muchas iglesias a no diferenciarse para nada de una obra de asistencia social, por ejemplo.

Pero como en cada domingo voy a intentar predicar el mensaje que se me ha encomendado.

El relato para hoy nos conduce a un hombre agreste e indomable que estaba poseído por una legión de demonios. Y lo que notaremos, es que el Señor Jesucristo tiene pleno dominio sobre esto. No sólo en ese momento, sino también lo tiene ahora también en nuestros días.

Por supuesto que este endemoniado era un caso extremo, pero con todo, es una advertencia de lo que significaría para los seres humanos perecer bajo el poder del pecado y Satanás. Y esto será así, a menos que sean liberados por Cristo (Ef 2:2) (Col 1:13).

Una vez que los demonios salieron del hombre, el cambio fue radical. Ahora estaba con Jesús “sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio“. Nadie había soñado con conseguir algo parecido de este hombre. Y es que el poder del Señor Jesucristo llega allí donde ni el gobierno, ni los asistentes sociales, ni psiquiatras, ni familia, ni amigos pueden llegar. Nadie antes había conseguido que este hombre estuviera en paz consigo mismo y con sus semejantes.

Lo mismo sucede en nuestros días. Hay personas que como el endemoniado de la historia llegan a estar en ese estado, y hay otras que en menor grado también con problemas similares.

Los evangelios nos informan del hecho de que una persona puede estar esclavizada por más de un demonio al mismo tiempo (Mt 12:45) (Mc 16:9), pero este caso es singular. ¿Qué nos intenta enseñar?

De la misma manera que el Imperio Romano había conseguido conquistar Israel por medio de sus legiones, (cada legión comprendía de un total absoluto de 10.000 soldados) este miserable hombre se encontraba totalmente ocupado y dominado por las fuerzas demoníacas que lo mantenían en una situación de opresión y muerte. Notamos entonces que el propósito del diablo para con el ser humano es de un tipo militar: ‘conquistar y dominar’. Es decir, alejarnos de la comunión con Dios, alejarnos de la iglesia, alejarnos de la adoración del día de reposo, alejarnos de la Santa Cena con hermanos y hermanas, alejarnos de la devoción personal diaria, por medio de nuestra oración, nuestra lectura de la Biblia, nuestra alabanza, todo lo que en verdad edifica y fortalece nuestro propio espíritu. De esta forma el diablo logra tener un control espiritual sobre nuestro ser que hace que nos veamos imposibilitados de alimentar nuestro espíritu por medio de los medios de gracia. Esto, con el tiempo hace que nos debilitemos espiritualmente del todo y también corporalmente pues el espíritu tiene el control sobre todo nuestro ser.

¿Cómo nos sentimos cuando escuchamos esta palabra? ¿Lo aceptamos o sentimos rechazo? Esto es parte de nuestra espiritualidad. De la misma forma que predicamos y confesamos al Espíritu Santo, y decimos “Creo en el Espíritu Santo” como presencia invisible de Dios, de la misma manera tenemos que ser conscientes de que la Biblia nos enseña: Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. (Ef 6:11-12)

¿Qué significa esto? ¿Qué significa vestirse con la armadura de Dios? Ustedes ven que acá otra vez, ahora el apóstol en el nuevo testamento utiliza un lenguaje militar, dice una armadura. Una armadura se usaba en los tiempos antiguos para protegerse, en una lucha cuerpo a cuerpo.  ¿Por qué porque Satanás quiere luchar? Porque quiere destruirnos. Quiere destruir la relación que tenemos con Dios. Y nuestra pregunta en esta mañana: ¿Cómo podemos resistir al diablo de la mejor manera en este mundo del siglo XXI? Resistir al diablo de la mejor manera es como también nos dice Martin Lutero en palabras aún válidas: “La palabra de Dios y la oración son las mejores armas. Quien sirva a éstas, los ángeles estarán a su lado”.

En Navidad, cada año, nos gusta representar el pesebre navideño e incorporamos ángeles en el mismo. Los niños se visten de ángeles. Los ángeles existieron y existen, son una realidad. Los ángeles se comportan mayormente como mensajeros de Dios, a veces como protección, seres espirituales de Dios. Si los ángeles existen, pueden asistirnos porque son enviados por Dios, sabemos que son seres espirituales que, según les plazca pueden hacerse visibles. De la misma manera hay seres espirituales que no son de Dios que llamamos espíritus del mal o demonios. Esos son los que pidieron salir desesperadamente del cuerpo del endemoniado cuando Jesús se paró enfrente. Esos también existen. Qué significativo es que cuando muchas veces en esta sociedad hay muchos que niegan o ridiculizan la creencia en Dios, en Jesús, en lo espiritual, en la Biblia, según el relato, los mismos demonios en cambio, sí reconocieron a Jesús como el Hijo de Dios. Eso es una prueba más de la existencia de Dios y Cristo y del mundo espiritual.

“Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo.

Él, entonces, se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él”. Así le dijo Jesús al exorcizado, al restituido, al sanado.

Nosotros estamos sanos, restituidos por Cristo, mal o bien queremos cuidar de nuestra relación con Dios, pues es lo único que nos sostendrá integralmente. Nos esforzamos, con nuestras fortalezas y con nuestras debilidades, hacemos lo posible. Jesús nos llama a cuidar de esa comunión con él. Y contarle a los demás de nuestras luchas, pero también de nuestra nueva vida en Cristo y de la defensa que hacemos de nuestra fe en El ante un mundo indiferente o no creyente.

Amen.

God Loves Our Praise

Sermon for the 7th Sunday of Easter- 05/29/2022
Rev. Enzo Pellini
Acts 16:16-34

16 Once when we were going to the place of prayer, we were met by a female slave who had a spirit by which she predicted the future. She earned a great deal of money for her owners by fortune-telling. 17 She followed Paul and the rest of us, shouting, “These men are servants of the Most High God, who are telling you the way to be saved.” 18 She kept this up for many days. Finally Paul became so annoyed that he turned around and said to the spirit, “In the name of Jesus Christ I command you to come out of her!” At that moment the spirit left her.

19 When her owners realized that their hope of making money was gone, they seized Paul and Silas and dragged them into the marketplace to face the authorities. 20 They brought them before the magistrates and said, “These men are Jews, and are throwing our city into an uproar 21 by advocating customs unlawful for us Romans to accept or practice.”

22 The crowd joined in the attack against Paul and Silas, and the magistrates ordered them to be stripped and beaten with rods. 23 After they had been severely flogged, they were thrown into prison, and the jailer was commanded to guard them carefully. 24 When he received these orders, he put them in the inner cell and fastened their feet in the stocks.

25 About midnight Paul and Silas were praying and singing hymns to God, and the other prisoners were listening to them. 26 Suddenly there was such a violent earthquake that the foundations of the prison were shaken. At once all the prison doors flew open, and everyone’s chains came loose. 27 The jailer woke up, and when he saw the prison doors open, he drew his sword and was about to kill himself because he thought the prisoners had escaped. 28 But Paul shouted, “Don’t harm yourself! We are all here!”

29 The jailer called for lights, rushed in and fell trembling before Paul and Silas. 30 He then brought them out and asked, “Sirs, what must I do to be saved?”

31 They replied, “Believe in the Lord Jesus, and you will be saved—you and your household.” 32 Then they spoke the word of the Lord to him and to all the others in his house. 33 At that hour of the night the jailer took them and washed their wounds; then immediately he and all his household were baptized. 34 The jailer brought them into his house and set a meal before them; he was filled with joy because he had come to believe in God—he and his whole household.



With the coming of Jesus, a new agreement has been installed between God and humanity. In that new covenant it is clear that there are things that have been renewed and there are things that have been clarified for many. That revelation has come to the people of Israel first of all, and then to the entire known world, including us today and here as well.

One of the things that we have to be clear about is what the presence of the risen Christ means among us. He is the only and the supreme:
“I am the Alpha and the Omega, the First and the Last, the Beginning and the End.” (Rev 22:13).
In addition, it shows us that only in unity with him all Christians can be like the Father and He:
“I have given them the glory that you gave me, that they may be one as we are one” (Jn 17:22).
This will be a visible sign of those who belong to Christ.
The reading of Revelations tells us that he is the supreme authority and only source of power.
“The Spirit and the bride say, “Come!” …Let the one who is thirsty come; and let the one who wishes take the free gift of the water of life.” (Rev 22:17)

Two interesting topics emerge from today’s reading of the book of the Acts of the Apostles. A fortune teller who allegedly had a kind of power and the power of God manifested through an earthquake. Two types of supernatural powers.

The power of the Holy Spirit of God is present on this earth and wants to bless us, help us, comfort us. The power of the Holy Spirit of God cannot be denied. It is part of the reality of God.
In this new covenant, with the arrival of Christ on earth we want to witness that God is present more than ever among his people. He just wants us to focus on him. That we put the true God in the first place of our lives, that we worship only him. Let us discard any other power that, although supernatural, does not belong to God. May we have the ability to distinguish that there are powers on this earth that are not of God! There are the powers of darkness and the powers of light and that as Christians we must know how to distinguish them, just as Paul did.
The miracle in that prison can also teach us believers more things.
I don’t know if this has happened here, but we know of many healers, quacks, fortune tellers, psychists, seers, etc. People who apparently possess a supernatural power that allows them to perform supernatural acts. Have you heard about these? Even many people in our churches also have these types of connections and have even gone to these kinds of people. Is this true, do these people have powers like the fortune teller girl in the story? I would say yes. I myself have evidenced people who have displayed these powers. What is Paul’s reaction to that fortune teller? Paul told her:
“In the name of Jesus Christ I command you to come out of her!” That means two things that the girl actually had a power. And secondly, that power did not come from God, because Paul had to exorcize a demonic spirit from her. That shows us that there are people who have that power on earth. The question is where does that power come from? We see that power is not from God. So, Paul wants to make this clear. Not necessarily all the powers we see on earth come from God. And especially when we think of these healers or fortune tellers or any other kind. We have to be clear about that. There are many people who go to these personalities, even Christian people, sometimes. And there we are mixing with things that are not of God. That does not bring blessing.
So, Paul makes it very clear that there are supernatural powers, but not all of them come from God.

Then we see another case of another power. The power of God manifested in praise, thanks and faith. It is a supernatural power that can miraculously modify natural things. But that power does come from God. God wants to show that he is present in the world supernaturally helping his children, those who believe, trust and focus their praise on him.

How is it that Paul and Silas could sing in such a situation? In truth, there is only one answer: Paul and Silas could sing in this situation because, despite all the misfortunes, they still had reason to! They felt confident of God’s care and grateful to be able to announce the good news about him.

We believers can sing at all times, through thick and thin. When we are sad and when we are happy. Because no necessity can destroy the victory of Christ that was shown at Easter and the bond of baptism that assures us: ‘You are my children; I will take care of you forever’. In this life we will have to suffer, but we must not despair, because our souls are safe in Christ Jesus and will not suffer any harm. Whoever suffers will still be able to sing and praise God; whoever despairs will not be able to do it. Singing releases our fears, it affirms our trust in God. Praise through singing is something that greatly pleases God because it shows a strong confidence. Shall we sing at home? Of course. Let’s try worshiping God by singing at home too. We will be surprised at the outcomes. We don’t have a good voice? it doesn’t matter, the most important thing is what comes genuinely from the heart.

Paul and Silas were not desperate. They could stand by their faith and confidence. They knew that even in prison they were under God’s care. That is why they were grateful for the situation they were experiencing. They were happy to have the privilege, to bear witness to Jesus. The prayer and praise with songs pierced the ears of other prisoners and reached their hearts. And the supernatural, miraculous power that came from God by being called upon confirmed that faith. That manifestation made the jailer himself, with his whole family, reach faith and be baptized. In the same way God wants to manifest himself in our lives as believers. He has a lot to give us, to bless us, to show us, he just wants us to focus on praise, worship, gratitude and our confidence that tells us despite life, I am here and I want to improve your life and give you the strength that is lacking and even show others the power of God in your own life.

We always ask God for miracles and the manifestation of his presence in our lives. Today God gives us a clue through his word about what could be the things that we could offer him: our thanks no matter what our situation is, our praise through singing no matter what our situation is, and putting him in the first place of our lives, no matter what our situation is, as a sign of our steady worship and full surrender.

Amen

Verdadera entrega


Sermón para el 5to domingo de Cuaresma-
Rev. Enzo Pellini
Juan 12:1-8
Seis días antes de la pascua, Jesús fue a Betania, donde vivía Lázaro, el que había estado muerto y a quien Jesús había resucitado de los muertos. 2 Allí le ofrecieron una cena, y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados con él a la mesa. 3 Entonces María tomó unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, que era muy caro, y con él ungió los pies de Jesús, y con sus cabellos los enjugó. Y la casa se llenó con el olor del perfume. 4 Y dijo Judas Iscariote hijo de Simón, que era uno de sus discípulos y el que más tarde lo entregaría: 5 «¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios, y se les dio a los pobres?» 6 Pero no dijo esto porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como tenía la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. 7 Entonces Jesús le dijo: «Déjala tranquila, que ha guardado esto para el día de mi sepultura. 8 A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.»

El Evangelio para el día de hoy nos muestra cuán importante es poder imitar una forma de agradecimiento y amor a Cristo ejemplares como el que mostró María de Betania.

Nuestra tradición nos invita a recordar la pasión y la resurrección de Jesús en este tiempo que llamamos Cuaresma y semana santa. Hoy se nos invita a comprender y valorar la obra realizada por Cristo en la cruz. Muchos no tenemos cabal consciencia de lo grandioso de esto. Sólo el Espíritu Santo puede darnos verdadera comprensión de lo que significa que Jesús haya muerto en la cruz por nosotros. Aunque si no podemos entenderlo cabalmente no importa, lo más importante es que podamos decir: – “Gracias Señor por tu obra redentora en la cruz y gracias por permitirme creer en ti como el Hijo de Dios, resucitado y presente en mi vida. Te adoro y te alabo por ello”. De eso se trata cada vez que queremos celebrar el tiempo de Cuaresma, queremos valorar la obra redentora de Cristo en la cruz y poder enseñar con el evangelio y nuestro testimonio de fe a los demás lo que él hizo, e invitarles a creer en El para que ellos también puedan alcanzar la salvación.

María de Betania, si ustedes recuerdan, era aquella que se sentaba cerca de Jesús y quería escuchar su palabra cada vez que él llegaba a la casa. Quizás se acuerden de la historia de María y Marta. Marta era la hacendosa hermana que quería servir a Jesús con su comida y María con su atención. María era la hermana de Lázaro, el hombre que Jesús había resucitado. Y se encontraban allí en la casa de los tres hermanos también probablemente los doce discípulos porque se menciona que allí se encontraba Judas quien después traicionaría a Jesús.

Cuando leemos rápidamente esta historia puede que no nos toque demasiado, una mujer que derrama un perfume caro sobre los pies de Jesús, qué hermoso gesto, quizás no sintamos la dimensión de esto. Es por eso que me gustaría dar algunos datos más. El nardo crece entre los 3.000 y los 5.000 metros de altitud en el Himalaya del Nepal, así como al norte de la India y en China. Se necesitan 70 plantas para extraer de las raíces una pequeña cantidad de perfume. Los hindúes lo utilizaban como aceite medicinal y para perfumar. Poseer perfumes puros como el nardo era una manera de inversión en aquellos días. Recordemos que en aquel entonces no había bancos como hoy en día, ni sofisticadas cajas fuertes y una manera de invertir o ahorrar dinero era por medio de otros bienes como telas, perfumes y para los más ricos monedas de plata y oro. Es seguro que este perfume habrá provenido de los ahorros de María. Dice en la Biblia que esa cantidad que derramó valía 300 denarios. El denario era una moneda romana. Utilizaban la moneda de uso corriente en aquellos días, como hoy podríamos usar los dólares estadounidenses, por ejemplo, era una moneda de cambio común. Un denario equivalía a la paga de un jornalero por día de trabajo. Un jornalero trabajaba durante todo el día romano que, iba de sol a sol desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Si convertiríamos esto al valor de un denario, hoy en día, en Canadá, podríamos decir que es el equivalente a $120 CAD, si sólo calculamos una jornada de 8 horas. Esto nos dice que 300 denarios son $36,000 CAD. Ese era el valor del perfume que derramó María.
María derramó a manera de ofrenda u homenaje estos trescientos gramos de perfume sobre los pies de Jesús.

¿Por qué perfume? ¿Por qué nos ponemos perfume tanto hombres como mujeres? ¿Cuál es el sentido de esto? ¿O por qué usamos fragancias, desodorantes de ambiente o sahumerios para dar un olor agradable a nuestras viviendas? Porque el olfato al igual que los otros cinco sentidos también es un aspecto importante de nuestra vida. Queremos que lo que los otros huelan de nosotros sea agradable. El buen olor o fragancia denota belleza, limpieza y por lo tanto atractivo. De la misma manera los olores agradables denotan pureza, hermosura y sentimiento de placer, paz y felicidad. Estos sentimientos también se reflejan por medio de nuestro sentido del olfato. Los olores agradables que desprenden los perfumes y esencias son apreciados y valorados pues nos hacen sentir bien y nos dan felicidad.
Es por eso que cuanto más duraderos, fuertes y agradables al olfato son los perfumes son más apreciados y costosos. Hay perfumes tan caros hoy en día en que un frasco puede costar hasta más de $5000 CAD.

El frasco de perfume que vertió María representaba no sólo sus ahorros o su dinero, sino parte de su vida, su entrega total a Dios. Para mostrar una verdadera adoración y alabanza ese frasco debía ser vertido o donado para Dios. Esta mujer que derrama todos sus valores en un instante quiere mostrar su entrega y su total confianza hacia Jesús. No sabemos si ella fue consciente de que de alguna forma esta unción preparó a Jesús para su funeral, como cuando los hebreos preparaban un cadáver para la tumba. Pero sin saberlo también cumplió este propósito y así lo aclaró Jesús.

Jesús no niega la posibilidad de dar generosamente, sea dinero o bienes para su obra, para la misión, para su iglesia, para honrarlo a él, siempre y cuando eso provenga de un corazón amoroso, agradecido y sincero. Es muy probable que la persona que da mucho para Dios, también sea generosa en todos los sentidos, y esté dando también para las personas necesitadas. A eso se refirió Jesús cuando le contestó al deshonesto Judas: A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán. Siempre podemos ayudar a los necesitados, y somos desafiados a hacerlo, pero también Jesús quiere ver qué tipo de entrega y adoración que le estamos mostrando a él. Él quiere ver cómo es nuestro corazón. Cada vez que Jesús nos mira, está mirando la autenticidad de nuestro corazón, nuestro interior y cuan honestos somos delante de él aunque nadie nos esté mirando. Eso es lo más importante.

De María de Betania podemos sacar una lección para nosotros hoy. A Jesús lo que más le interesa es si de veras nos hemos entregado a él. Eso es lo más importante que él nos dice hoy a partir de esta historia. Las personas que puedan tener un corazón sincero y abierto a Jesús, serán capaces de amarlo y darle todo para él y su iglesia. A Jesús no le interesa lo que estemos mostrando a los demás de cómo somos, sino lo que desde nuestro interior le mostremos a él lo qué somos.

En esta Cuaresma, Dios nos invita a ser sinceros con él. A hacer un balance si de veras estamos entregados a él como a él le gustaría. Los valores de Cristo muchas veces van a trasmano de los valores de la sociedad y de lo que la sociedad considera lógico, racional y sensato. La historia del día de nos lo muestra. ¿De qué manera podemos nosotros amar a Dios con autenticidad imitando el testimonio de María? El tiempo de Cuaresma bien puede ser un tiempo de un reencuentro con Jesús y de desafío a dejar aquellas cosas que no necesariamente son las que Jesús busca de nosotros. Él está esperando un cambio en nosotros. De la misma manera que el apóstol Pablo nos dice en Flp 3:7 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida, por amor de Cristo. Dios espera nuestra ofrenda, pero no sólo de cosas materiales sino la ofrenda completa y viva de todo nuestro ser a él y de poder seguirle con autenticidad. En eso radica el desafío de poder ser agradecidos a Cristo por su obra en la cruz y así amar a Dios.
Amen

Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos

Sermón para el día de Año Viejo (y Comienzo del Año

Hebreos 13:8-9
Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. No se dejen llevar por doctrinas diversas y extrañas. Es mejor afirmar el corazón con la gracia…

En cada fin de año o principio de año, estamos la mayoría de la gente, pensando en lo mismo: las metas para el año próximo. Lo que queremos cambiar del año que pasó, lo que queremos iniciar o proponernos para el año que viene. Y parecería que el 31 de diciembre o el 1ro de enero fueran fechas o números mágicos, donde lo que pensemos o decidamos se hará realidad y cambiará el curso de nuestras vidas, generalmente para mejor.
Hoy les quiero decir que no hay nada mágico en un día 31 o en un día 1ro de enero. Estos días no significan nada. Son tan similares al día de hoy 29 o a todos los días pasados de este año 2019.

Así que si hablamos de las famosas resoluciones de año nuevo: ¿es una buena o mala idea? Este es un tema sorprendentemente polémico para la gente, especialmente cerca de fin de año. Casi todos están familiarizados con ese deseo ardiente de comenzar el nuevo año “siendo quienes realmente quieren ser o consiguiendo lo que realmente quieren conseguir en la vida”.

Desafortunadamente, según las estadísticas, tales ideales no llegan más allá de de enero o febrero. De hecho, la fecha en la que es más probable a que renuncies a una resolución de fin de año será a más tardar el 12 de enero. Entonces, realmente, ¿deberíamos estar haciendo ese esfuerzo?

¿Deberíamos molestarnos en hacer resoluciones de año nuevo? Sí y no. La idea de hacer cambios masivos y abrumadores una vez al año ha demostrado ser ineficaz, por razones fisiológicas, para muchas personas, pero también es importante luchar por la superación personal.

Ahí es donde entra en juego por ejemplo el concepto japonés de Kaizen. Estuve leyendo mucho sobre este tema en los dos últimos años pasados. Tenía la idea de aprender inglés de forma rápida y por eso comencé a interesarme sobre esta filosofía de vida y de aprendizaje y con el tiempo me di cuenta que se puede aplicar a todos los aspectos de la vida. También me di cuenta que esta filosofía se puede aplicar a nuestra vida como cristianos. El método Kaizen o la palabra japonesa kaizen significa “cambiar para mejor”, con un significado inherente de “continuo” o “filosofía” en los diccionarios japoneses y en el uso diario. La palabra se refiere a cualquier mejora, única o continua, grande o pequeña, en el mismo sentido que la palabra inglesa “mejora”. Se trata de pequeñas mejoras continuas, pequeños pasos graduales. Este concepto, milenario, fue introducido con éxito masivo por primera vez en las empresas japonesas después de la Segunda Guerra Mundial y que le dieron a todas las empresas japonesas una fama y éxito mundial por su excelencia y calidad. Y esto como dije también se puede aplicar a las personas.

La idea básica es que hay que concentrarse en hacer un 1% distinto mejor cada día, en lugar de un cambio de 100% mejor durante unos días hasta que la persona se agota que vuelve a hacer un 0%. Si deseas comenzar a correr, por ejemplo unas pocas veces alrededor de la manzana es mejor que no hacer nada en absoluto. Y mientras sigas agregando 1%, tus tiempos mejorarán. Y tu capacidad cerebral comenzará a aceptar los cambios.

¿Saben cuál es la razón por la cual no podemos cambiar abruptamente? Porque tenemos años de hábitos diferentes y el cambiar esos hábitos significa que tenemos que cambiar la química de nuestro cerebro, así lo afirman los científicos. La corteza cerebral se negará a cambiar la química habitual y placentera de su propio cerebro y ordenará a todo el cuerpo a rebelarse. Y eso pasa con muchas cosas, dietas, metas, cambio de hábitos, etc. Entonces los científicos se dieron cuenta que la única manera de engañar el sentido de supervivencia del cerebro es paulatinamente, en pequeños pasos hasta trasformar la química misma del cerebro. Pues ante cualquier cambio el cerebro segrega sustancias químicas llámese cortisol, por ejemplo, que pone al cuerpo en guardia, en actitud de protección y tensión de incomodidad y malestar. Hay muchas personas que las cosas nuevas o los cambios le cuestan y no es porque no lo agrade es porque su estructura cerebral se niega a cambios por años intensos de hábitos arraigados. Es casi como pedirle a un drogadicto que deje la droga allí comezará un síndrome de abstinencia. Lo mismo pasa con el cerebro de cada uno de nosotros: estamos acostumbrados a la segregación de ciertos químicos familiares.

No deberíamos ser tan exigentes con las metas de fin de año pero sí en lo poco, en lo poquísimo, que haya un cambio una diferencia y ésta sea constante. Debemos ser muy concretos, si queremos por ejemplo aprender un idioma, aprender no más de 3 palabras por día, o una sola incluso. Al final de 3 meses serán 90 o 270, al final de un año 360 o más de 1000 las necesarias para un nivel básico de un nuevo idioma. En cambio si empezamos de golpe sólo hasta el 12 de enero aprenderemos no más de 200 y las olvidaremos por la falta de continuidad.
Las mejoras prácticas en la vida son geniales, pero el tipo de meta que establecemos dice mucho sobre quienes somos como personas. Aquellos que generalmente están contentos con la vida se esfuerzan más por los esfuerzos personales, o los llamados objetivos sagrados, mientras que aquellos que buscan ganancias de “poder” como ganar simplemente más dinero tienen una menor sensación de bienestar.

En última instancia, pensemos en quién queremos ser cuando establezcamos nuestras resoluciones. E ir despacio, ser paciente y celebrar cada pequeño éxito en el camino. La vida es un viaje, como dice el refrán, y no solo un destino.

Esta misma disciplina estamos invitados aplicar en nuestra vida de fe. Ustedes habrán escuchado que yo los invité a orar sólo un minuto por día cada vez que es mejor que nada en semanas. O les invité a leer 3 versículos de la Biblia por día desde hace más o menos 5 años. Si lo han seguido, hoy habrán leído ya un cuarto de la Biblia o casi todo el Nuevo Testamento. Aquellos más valientes que han leído un capítulo de la Biblia ya habrán leído la Biblia entera.
Aunque en la vida de la fe no se trata de cantidades sino de calidades, de seguro la mínima lectura diaria de la Biblia puede cambiar el estado químico de la corteza cerebral que hasta los mismos científicos quedarían asombrados pues el poder del Espíritu Santo tiene señorío por sobre todo lo material del universo.
En ese sentido ¿cuál es el mejor consejo para cambiar nuestra vida y nuestras situaciones para el año 2020, si es que queremos tomar resoluciones de fin de año? La epístola nos dice para el día de hoy: Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. No se dejen llevar por doctrinas diversas y extrañas. Es mejor afirmar el corazón con la gracia.

El poder de Cristo está presente y estará presente por los siglos de los siglos. Es el único poder que puede transformar milagrosamente las circunstancias a nuestro alrededor. ¿Es difícil acercarse a Cristo? ¿Es difícil vivir una vida más espiritual? ¿Es difícil confiar en Dios? ¿Es porque nunca antes quizás hemos llevado una vida de verdadera fe como a Cristo le gustaría? Propongámonos a la manera del Kaizen comenzar con lo mínimo, leyendo 3 versículos bíblicos de la Biblia. Orando a Dios aunque más no sea 1 minuto por día, por varios meses hasta que el poder del Espíritu Santo cambie toda nuestra química. Y nosotros cristianos sabemos también que el poder del Espíritu Santo no sólo cambiará nuestra química corporal sino que también inundará nuestro propio espíritu para que podamos tener una mejor comunión con Dios, éxito y bendiciones en todo lo que queramos emprender a partir del 1 de enero.

¿Tendremos éxito en el nuevo año? Sí, y no. Sí, si nos apoyamos en Dios. No, si sólo confiamos en nuestro propio esfuerzo, trabajo o la suerte. ¿Cómo apoyarse y confiar en Dios si nunca lo hemos hecho, o si no sabemos cómo hacerlo? Démosle a Dios la oportunidad de obrar por medio de su Espíritu Santo. Muchas personas quieren o claman por milagros pero no hacen lo mínimo necesario, o no saben cómo hacer para esos milagros se produzcan. Los japoneses lograron el milagro de su excelencia y productividad mundial por medio de pequeños pasos. Copiemos de la sabiduría humana y apliquémosla para las cosas de Dios. Quizás Dios nos bendiga doblemente. Pero para eso hagamos lo mínimo que nuestro ser puede hacer sin generar resistencias, como los científicos afirman. Empecemos a hacerlo en pequeños pasos, pero constantes, y no sólo así hasta el 12 de enero como las estadísticas afirman, sino durante para el año entero. Amen

Enzo Pellini

15 razones por las cuales tu pastor no tendría que visitar mucho

Leí la triste historia reciente de una iglesia que despidió a su pastor porque “no visitaba a los miembros lo suficiente”. Por supuesto, no conozco todos los detalles de la situación, pero no soy muy optimista sobre el futuro de esa iglesia.

“La visitación de los miembros” se convirtió en una parte de las demandas laborales hacia los pastores hace aproximadamente un siglo.

Es una mala señal.

Si bien no estoy abogando por que los pastores ‘nunca’ visiten a las personas, me preocupa que tales expectativas vayan más allá de aquellas de las necesidades serias y de casos de emergencia.

La verdad es que tu pastor no debería visitar mucho. Aquí hay 15 razones por las cuales no:

No es bíblico. Efesios 4:12 dice que los pastores deben entrenar a los santos o creyentes para que hagan el trabajo del ministerio. No dice que los pastores deben hacer “todo” el trabajo del ministerio.

Priva a los miembros de sus roles reales y oportunidades. La segunda parte de Efesios 4:12 claramente nos informa que el ministerio (o servicio) es para todos los que están en la iglesia. Cuando el pastor hace todo o la mayor parte del ministerio, los miembros se ven privados de una oportunidad dada por Dios.

Fomenta una mentalidad de club privado. “Pagamos el salario del pastor. El ministro trabaja para nosotros, que haga el trabajo y nos sirva”. O: “nosotros somos “la patronal”, o los empleadores. Los diezmos y las ofrendas se convierten en “cuotas” de los clubes contra un servicio prestado.

La iglesia se torna hacia adentro. Los miembros se preguntan qué hace el pastor por ellos, en lugar de preguntar cómo podemos servir a los demás a través de la iglesia.

Le quita la adecuada y responsable preparación al sermón y distintos mensajes semanales. Esos mismos miembros que se quejan de que un pastor no le dio suficiente tiempo al sermón son los mismos que esperan que el pastor los visite.
Quita del pastor el enfoque “hacia afuera”. Si los pastores pasan la mayor parte del tiempo o la mayoría de su tiempo visitando, ¿cómo se puede esperar que se inmiscuyan en la comunidad toda y compartan el evangelio?

Le quita el liderazgo vital al pastor. ¿Cómo podemos esperar que los pastores guíen y enseñen si no les damos tiempo para guiar y enseñar pues se la pasan visitando?

Fomenta comparaciones poco saludables entre los miembros. “El pastor visitó a los Schmidt dos veces este mes, pero sólo me visitó una vez a mí”.

Nunca es suficiente. Cuando las iglesias esperan que sus pastores hagan la mayoría de las visitas, tienen una mentalidad de “patronal”. Tal mentalidad nunca podrá ser satisfecha.

Lleva al agotamiento pastoral. Es imposible para los pastores mantener el ritmo que se espera de todos los miembros juntos, especialmente en el área de visitas.

Conduce a un alto índice de cambio de puestos pastorales. El agotamiento conduce a la rotación pastoral. Los pastorados a corto plazo no son saludables para las iglesias.

Pone un freno al crecimiento a través de la Gran Comisión de la iglesia. Una de las grandes barreras al crecimiento de las iglesias es la expectativa de que una persona deba asumir la mayor parte del ministerio, especialmente las visitas. Tal dependencia de una persona conduce a un límite del crecimiento.

Lleva a los pastores a obtener su afirmación de la fuente equivocada. Se convierten en “agrada miembros” en vez de agradar a Dios.

Provoca que los miembros con una fe realmente “bíblica” se vayan de la iglesia. Muchos de los mejores miembros de la iglesia se irán porque saben que la iglesia no debería operar de esta manera. La iglesia se vuelve más débil.

Es una señal de que la iglesia está muriendo. Los dos comentarios más comunes de una iglesia moribunda son: “Nunca lo hicimos de esa manera antes” y “¿Por qué el pastor no me visitó?”
La mentalidad dominante en muchas iglesias es que el pastor es el principal visitador de la iglesia.

Es un signo clave de enfermedad. Es un claro paso hacia la muerte espiritual de la congregación.

Trad. De Thom Rainer